Es importante conocer las "etapas sentimentales" por las que atraviesa el bebé, solo así podrás ayudarlo a desarrollar su personalidad y valores.
( 9 meses - 1 año en delante )
El bebé a los nueve meses: “Creando relaciones reales”
El miedo a los extraños durará de dos a
ocho semanas, tiempo durante el cual el bebé incluso pudo haberle temido hasta
a su propio padre, como hablamos en la publicación anterior sobre porqué el bebépuede llegar a "temer" incluso a su propio padre
Como mencionábamos, la fuerza de la conexión del bebé para con su padre será el
resultado de la disponibilidad e implicación del padre. El padre generalmente será conocido y disfrutado por el bebé, pero es aún menos
importante que la madre debido a su papel como sostén de la familia que por lo
general lo llevará a pasar menos tiempo con él, sin embargo el padre se vuelve
cada vez más y más importante con el paso de los meses y los años.
Ahora ya con ocho o nueve meses el bebé entrará en una etapa en la cual será un poco más maduro en su forma de relacionarse.
En algunas ocasiones lo intentará demostrar, queriendo compartir cosas que él aprecie, incluso si sólo es una esquina de su pegajoso pan; también mostrará su preocupación si él piensa que su padre está herido o si por ejemplo lo ve que no se siente feliz él querrá besárlo... así él está empezando a amar.
Poco a poco, el bebé irá creando más
relaciones con familiares cercanos, y quizás con amigos de la familia, pero
siempre de acuerdo con la participación diaria o periódica que tengan con el bebé.
Su comportamiento hacia las personas fuera
de la familia será siempre reservado, el bebé ahora es muy consciente de la
diferencia entre la intimidad de su familia y del exterior, como amistades y extraños.
El lazo de sangre no tiene ningún
significado para él, su relación con un vecino cercano puede ser mucho más
intensa que con la abuela lejana.
Al final del primer año, el bebé estará
empezando a gatear lo cual es muy importante, 100% mejor que ponerlo a caminar
en “andaderas”, >>como podrás leer aquí luego<< o quizás estará empezando
a caminar, su curiosidad por el mundo que le rodea será insaciable.
En este punto se moverá con valentía ya a
pocos metros de distancia de la madre o del padre, pero rápidamente volviendo a
uno de ellos como un lugar seguro si hay “peligros o amenaza” (extraños comovimos el día de ayer aquí<<), o si está cansado o herido o se ha
lastimado.
Será amigable con personas fuera de la familia pero que le resulten familiares, pero no de manera indiscriminada o “con todo el mundo” como cuando tenía cuatro o cinco meses de edad.
El bebé después del primer año, empezando a amar de verdad
Durante el segundo y tercer año el apego
del niño hacia sus padres se vuelve más claro e importante, en su relación con
ellos comienza a “mostrar” aspectos de amor.
A medida que el bebé, se va alejando más de
su primera infancia, es normal que sus padres empiecen a esperar un
comportamiento más adulto en él o ella, y porque los ama él tratará de hacer lo
que le piden.
El bebé empezará a tolerar y calmar
progresivamente sus frustraciones, los padres empezaran a enseñarles que haga
las cosas por su propia cuenta como ir al baño solos, vestirse y diferentes
acciones que le llevarán a “independizarse”.
El niño irá aceptando estas cosas porque
sus padres a quién él ama tanto quieren este comportamiento de él, y el bebé o
niño en esta etapa - amará querer complacerlos - querrá estar en armonía con
ellos, querrá ser como ellos…
Y es en este punto cuando entra en juego gran
parte de la enseñanza que se le dará al niño con el ejemplo de sus padres…
En este punto, los padres deberán “conectarse”
con esa lucha interior dentro del niño, y por medio del ejemplo, la corrección
y sobre todo la enseñanza, le darán tiempo y oportunidad al niño de cumplir sus
responsabilidades y desarrollar su carácter y valores, corrigiéndolo siempre en
sus recaídas y dándole aliento constante a seguir con sus esfuerzos.
Al principio el niño hará lo que le pidan sólo
cuando se encuentran allí para recordarle; pero con el tiempo estos “códigos de
conducta” pasarán a ser parte de su propia personalidad, formando la base de su
comportamiento social fuera de la familia.
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